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Compra inútil


-Entonces sí te la llevas?

-Sí. Deja la pruebo.

-Vela, como nueva. Es tanto.

-Va.

-También la mesa. Llévatela.


La compra, una tele. El vendedor, un árabe.


Una tele pequeña, diez pulgadas. La mesa habrá tenido un metro de alto, era de madera.


La idea era ver algunos DVDs por las tardes, sin hacer cuello de urraca como con la pantalla de la computadora.


Bien. Ya tengo tele. Ahora de regreso a cuarto. Una hora de caminata. Hacía frío, pero sudé como vidrio de aparador de verano. La tele en la mano izquierda (gracias a dios tenía manija) y la mesa en la espalda (siempre tuve buena espalda, fuerte, “de cargador” me decían en primaria).


Tele instalada. Listo.


Pero nunca la prendí. La guardé en el closet con todo y mesa y cuando me largué, seis meses después, la señora de la limpieza, que nunca hacía mi cuarto pero sí el pasillo, se llevó una buena sorpresa. Le dejé una nota: “creí que la iba a ver, pero está nueva. Espero se distraiga”.


Con la computadora se pueden ver películas con audífonos. Esa fue, en el fondo, la diferencia.



Comentarios

  1. Yo pense que algun dia la habias prendido. Siempre me sorprendes :)

    Un abrazo

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