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Mostrando entradas de febrero, 2013

La Ninfa de Mar

Neptuno era el dios del mar. Su reino se extendía a los siete océanos, las aguas continentales y los ríos que entrecruzan las tierras donde vive el hombre. A veces su mal humor le ganaba su mejor parte y provocaba enormes huracanes que afectaban a los hombres. Pero la mayoría de las veces simplemente prefería dejar que los humanos y sus súbditos flotaran en sus aguas como mejor les conviniese. El dios líquido no tenía esposa. Su antiguo amor, Anfítride , se había marchado y ahora vivía Atlas, uno de los titanes más poderosos. Tal vez se alejó del dios marino porque nunca le dio poder sobre las criaturas del mar. Tal vez se fue porque nunca encontraba qué hacer en los pasillos del castillo de Naxos en donde habitaban. El castillo era un Olimpo invertido bajo la superficie del mar. Su hermosura era sólo comparable con los mejores palacios de los hombres, pero aquí en vez de oro y plata, los acabados del castillo acuático eran de perlas, madreperla, caracol y zafiro. Aún así, A

Ocho estaciones

Realmente me cuesta trabajo vivir en el ecosistema de la Ciudad de México. Aquí no hay cuatro estaciones en un año. Aquí hay ocho, al menos, pero podrían ser 12. Estas ocho son las yo he podido diferenciar (padecer). Estamos acostumbrados a ver las cuatro estaciones en los medios masivos de comunicación: verano es cálido, invierno frío; primavera llega y brotan las flores, en otoño caen las hojas. Esto no existe en el ciclo climático de la Ciudad de México. Por eso, en lugar de quejarme del cambio climático, he decidido dividir mis años en los siguientes ocho periodos: - Proto Primavera (del 15 de enero al 15 de febrero). Aquí aún se siente un poco de frío. A veces llueve aunque esto es poco frecuente. Sopla mucho el viento y te la pasas estornudando como un bastardo. Todo el mundo tiene gripa porque nadie se puede ajustar a las variaciones del clima: algunos días amanece muy frío y al mediodía hace muchísimi calor y después, por la noche, pega el viento del altiplano. En mi m

Mojarse las ideas

Es difícil comenzar algo nuevo si no te desagrada lo que hacías antes. Yo llevaba años, décadas, corriendo unos 10km de forma seguida, no diaria, pero sí frecuente. A veces lo combinaba con un poco de box. Era algo que disfrutaba mucho hasta que mi sistema me dijo que había que cambiar las formas. Que hacer ejercicio es bueno, pero hay que saber qué tipo de ejercicio hacer.   Así que este año cambié de hábito y comencé a nadar. Me encanta el mar, pero detesto las albercas y el cloro. Eso y flojera de ir a una alberca cuando podía correr por casi cualquier parte de la Ciudad me había hecho huir de la natación.  Llevo poco más de un mes nadando dos veces por semana y hay un mundo de diferencia con rutina de ejercicios pasada. Mi sistema no se queja, aunque hace mucho más esfuerzo. Cada músculo de mi cuerpo y cada proceso cerebral de mi mente han empezado a agudizarse. Eso de aprender a respirar para nadar algunos minutos de forma continúa es un reto (podía correr una hora sin