-No trate de abrir.
-Por qué?
-Esta cerrado.
-Y? No hay nadie quien pueda abrir?
-No. Hay algo afuera. Nadie puede salir ni entrar.
-(Exhala) Por cuánto tiempo?
-No dijeron. Horas, días, meses.
-(Se sienta en el sillón. Exhala.)
(Baja otro)
-Que hay algo afuera, compadre. Nadie puede salir.
-Cómo que nadie puede salir???
-Nadie. Ni entrar.
-Qué? Un operativo? El Apocalipsis? El narco?
-Nadie sabe. Sólo hay que esperar un poco.
(Una hora después)
-Señores, no se preocupen. En un ratito todo se arregla. Les voy a apagar la luz. Ahora yo soy la encargada.
-Tiene cartas?
-No, sólo tengo canicas.
-A esas ya jugué contigo hace un rato!
(Baja el cuarto)
-Qué hay reunión o qué?
-Nadie puede salir. Dice ella.
-Y qué hacemos?
-Esperar.
-(A ella) Puedo subir contigo mientras espero?
-No.
-Por qué?
-Porque ahora yo soy la encargada.
-Bueno.
(Pasan unas horas)
-Y usted a qué se dedica?
-Yo trabajo en el gobierno.
-Yo limpio edificios inteligentes. Administro la limpieza. Son inteligentes, así que no hay mucho que limpiar.
-Yo sólo cojo.
-Yo no hago nada, pero vengo aquí casi diario.
-Muy bien.
(En lo último)
-Esto no tiene sentido.
-No, nadie puede salir o entrar.
Me recordó al Ángel Exterminador, de Buñuel. ¿Algo que ver?
ResponderEliminarLuis C.