Si tienes un auto y vives en una zona
urbana de la Ciudad de México, conoces bien esas tarjetas que se muestran
arriba. Invitaciones a tabledance que intentan convencerte de la practicidad de
intercambiar unos cuantos duros por cariño temporal.
El tabledance es ubicuo en la Ciudad de
México. Hace unos años ir a uno de estos antros era algo sórdido, oculto y
peligroso. Hoy es algo que cuentas en las reuniones familiares para reírte un
rato. Es ambiente es comercial y descarado, más kitsch que pervertido (esto no
aplica para los tables de la periferia de la Ciudad, en donde uno se juega la
vida, literalmente, para divertirse de forma barata sacrificando la seguridad).
Por eso no me sorprendió la nota de este día en donde se anuncia—porque eso es, un anuncio—que los mexicanos gastan unos
20 mil millones de pesos al mes en tables, de acuerdo con la Asociación
Nacional de Discotecas, Bares y Centros de Espectáculos. ¿En dónde se hace el
gasto más fuerte de estos lugares? Intuyo que en la Ciudad de México,
específicamente en el corredor Godínez Insurgentes-Reforma, en donde miles
(millones?) de oficinistas gastan su quincena completa en un par de botellas
para divertirse un rato antes de regresar con la esposa y lidiar con la
hipoteca, el hijo y el gasto para la suegra. Yo lo he visto varias veces. No
tiene nada de sorprendente cuando es casi igual de práctico asistir a la
cantina con los amigos o pasar al local de al lado, en donde se ofrece el valor
agregado de la carne. Es una concepción errónea que los jóvenes son el público
más asiduo de los tables. El público frecuente son hombres de 35 a 40 años,
casados, que tienen trabajos semi-estables que les dejan un poco de dinero para
ocio y recreación y que están frustrados con su vida marital. Al menos eso dicen
las bailarinas. Hay una enorme etnografía de este tema, muy rica por cierto, en
las principales universidades del país y hasta en Google.
Varias mujeres que conozco toman clases
de tubo. Y no sólo lo hacen aquí, también lo hacen en dos ciudades conservadoras
del centro del país. Hay un local en el mismo Polanco, en frente de los hoteles más
caros de la Ciudad, en donde se imparten clases de baile en el tubo, el cual es
un ejercicio extenuante.
Diversión-ejercicio-tabledance. Aquí el
cuerpo no es algo sucio o prohibido. Es una herramienta de trabajo.
Hola, soy de Barcelona (España) y colecciono esas tarjetas de locales "Eróticos", si alguien puede mandarme tarjetas mexicanas encontraremos algo para intercambiar. arenea.te@gmail.com. Muchas gracias
ResponderEliminarUff, tal vez tengas más suerte en otro tipo de foros Laura. Te recomiendo mucho visitar los foros abiertos de 4Chan. Saludos.
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