Una escena en particular del documental Oceános muestra la absoluta casualidad bajo la cual operamos.
Hay una tormeta. Cae un árbol. El mar lo arrastra. Una iguana pasa y para salvarse de la tormenta se sube al tronco, que es llevado por la corriente mar adentro. Días después la iguana aparece en otra isla, lista para seguir su vida.
Y así, a grandes rasgos, es como nos movemos a diario. De voluntad, casi nada. Fortuito, lo que creemos más importante.
¿Quiéres control? Prepárate para sufrir.
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