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Todo está en el nombre


Así que buscas un nombre para tu hijo. O hija, que en este contexto es importante.

Tienes las primeras referencias en tu familia. Los nombres de tus parientes, tu padre, tu madre, la tía que te cae bien.

En la búsqueda de nombres ese nivel es importante. Pero hoy hay que ser creativos. Distintos. Frescos. Innovadores. Ser avant garde. Ser cool. En el nombre está la persona, dicen. Lo define, lo diferencia del Otro, le da identidad. Ahí va todo.

Así que decides comprar libros de nombres de bebés para darte una buena idea de las miles de opciones que hay allá afuera. Y te topas con miles de opciones: los que te venden en Sanborns, los que hay en casa de tu tía abuela, los que seguro le regalan a la embarazada. La industria es fuerte.

(Otras personas deciden nombrar a sus hijos de acuerdo con novelas que estén leyendo en ese momento, pero en México eso es casi un privilegio de aristócrata y no tiene representación estadística).

Y dentro de todo el Universo de miles de libros de nombres de bebés te topas con El mejor libro de nombres de bebés en todo el Mundo, escrito por Bruce Lansky. Con ese título tiene que ser un gran libro. Lo es, de hecho, si realmente estuviera buscando nombres para bebés.

Este es el único libro que he visto con portada en español y cada letra del texto en inglés. En toa mi historia de nerdo jamás había visto un documento así. Eso me dice dos cosas: 1. Que soy más nerdo de lo que creía y 2. Que el libro va dirigido a la gente que es lo suficientemente inteligente como para tomarse la molestia de abrir el texto antes de comprarlo si no sabe inglés. Si sabe inglés ya la hizo, si no sabe, se chinga. Así pensaron los de la editorial Meadowbrook, encargados del documento.

¿Qué recomiendan para nombrar a tu bebé?

  • Evitar nombrarlo como su padre o madre, por sentido común y diferenciación identitaria
  • Olvidar nombres de otras nacionalidades que choquen con el apellido del niño, como Brandon Sánchez, por ejemplo. El autor dice que también se deben evitar nombres que empiecen con la misma sílaba del apellido, como por ejemplo Brandon Bracamontes. Esto es importante, otra vez.
  • Religión. Debes estar muy seguro de tu fe para nombrar a tu hijo después de un santo católico, un patriarca hebreo o un profeta musulmán.
  • Evita nombres que confundan el género de tu hijo. Guadalupe es un buen ejemplo de esto.
  • Ritmo. Los nombres también tienen ritmo y suenan bien. La combinación perfecta implica un nombre corto con un apellido largo, o viceversa. Ejemplo: Fedor Dostoyevsky.
  • Pronunciación. Hazle un favor a tu hijo y evita la ambigüedad nominativa, por más que te guste Oxoyócatl o Diane o Paulette.
  • Estereotipos. Hagas lo que hagas, la gente no va a tratar bien o tener misericordia con tu pequeño Adolf o Judas o Fifi.
  • Iniciales. Si el nombre y los apellidos de tu hijo dan como resultado una palabra agradable, vivirá feliz para siempre. Yésica Escamilla Alatorre: YEA!
  • Apodos. La mayoría de los nombres pueden acortarse y usarse como apodos. Eso es bueno. Excepto cuando tienes 85 años y todavía te dicen Juanillo.
  • Significado. Por lo que más quieras tomate unos minutos y busca el significado real del nombre de tu hijo. No tienes que ser un experto en etimologías o heráldica, sólo saber usar Google. Jézebel suena bien sólo en ciertas conversaciones.

Siguiendo con el último punto, “El mejor libro de nombres de bebés en todo el Mundo” también tiene una larga sección de los significados de nombres. En latín, Julia significa “juvenil”. Elsa viene del alemán antiguo y quiere decir “noble”. En latín, Cara quiere decir “querida”, en gaélico “amiga”. Del lado de los hombres tienes Paco, a secas—no la versión corta de Francisco—que en italiano quiere decir “empacar”. Y así cientos y cientos más.

Claro que si no quieres problemas, puedes ver los nombres más populares en cada país, desde Japón hasta Nigeria.

En México son Adriana, Alfonso, Alejandra, Alfredo, Alicia, Antonio, Alma, Arturo, Ana, Carlos, Carmen, Enrique, Claudia, Ernesto, Cristina, Fernando, Elena, Jaime, Erika, Javier, Gabriela, Jesús, Juana, José, Laura, Juan, Leticia, Luis, María, Marco, Mónica, Mario, Pablo, Patricia, Pedro, Rosa, Raúl, Susana y Román.

Los nombres también son una moda y tienden a ser cíclicos, dice el libro. Si la gente con dinero comienza usar uno mucho y de forma constante, eventualmente llegará a las capas menos acomodadas de la sociedad. Esto puede tardar un año o diez, pero pasa.

Una imagen es un nombre. Algunos remiten a varias imágenes. Todos marcan.

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