Un cerdo musical que hice con PicMonkey. |
Siempre me ha gustado correr. Algunos le llama footing,
otros jogging, y otros incluso paseo a trancas. Para mí es sinónimo de
ejercicio y punto. Desde hace 15 años esta es la única actividad que puedo
decir con toda certeza que es puramente “mía”. Todo lo demás es
circunstancial—relaciones, trabajos, problemas. Si alguien pregunta en dónde
estoy le pueden responder que salió a correr. Si no contesto el teléfono, lo
mismo. Es algo intrínseco a mí naturaleza y, para cerrar el círculo, tanto mi
padre como mi abuelo son corredores empedernidos (en el caso del segundo, era).
Hace poco tenía un ritmo diario de carrera que haría celar a Murakami. Doce kilómetros diarios a campo traviesa bajo Sol, lluvia o tormenta,
generalmente en una hora de ejercicio. Verano o invierno daban igual. Algunas observaciones: era estudiante,
corría en ciudades a nivel de mar (Barcelona y Toulouse) y siempre, SIEMPRE, al
lado del mar o de un río. Estas condiciones físicas impulsan a cualquier
persona a correr más fuerte, más rápido, más tiempo. Hay pocas cosas que
producen mayor placer físico que correr cuando se está metiendo el Sol al lado
de un río en los últimos días de Verano.
Un segundo. Sí se puede aumentar la satisfacción de una
buena carrera si escuchas buena música. ¿No sabes por dónde empezar? Aquí, en
ningún orden en particular, van mis recomendaciones.
Delorean—Into the Plateau
Un disco que dura poco menos de una hora, perfecto para
aquellos, como yo, que miden el tiempo por la intensidad de la luz o una lista
de canciones, y no un reloj. Si te gusta la música electrónica bailable con
arreglos de instrumentos tradicionales esta es tu mejor opción. El disco nunca baja
de intensidad. Es una versión extendida de tu última noche de copas, pero sin
mensajes de texto que sabes que nunca debiste haber enviado.
Beastie Boys—Hello Nasty
O prácticamente cualquier otro disco de este grupo, que
tienden a ser largos y conceptuales. Si llevas Body Movin’ en tu iPod, ¿cómo NO
puedes salir a correr?
Run-D.M.C.—Raising Hell
Si pones música de los Beastie Boys, he notado que funciona
muy bien pasar a Run-D.M.C., sus grandes ídolos y una de las bandas
inclasificables de la historia de la música. Son raperos? Rockeros? O más bien
hacen breakbeat? Cuando llevas una hora corriendo bajo el Sol de la gran Tenoch
eso da igual. Son la mejor música para seguir adelante con la instrucción que
manda el cerebro de mover el cuerpo. Ahora.
Daft Punk—Alive 2007
Una hora y 20 minutos de la mejor electrónica hilvanada sin
cortes. En el link va el disco completo, para que le saquen provecho.
Extremoduro—La ley Innata
Pasamos a lo análogo. Cada vez que escuchas este disco
encuentras una nueva capa de virtuosidad sónica. Es el mejor disco que les he
escuchado, el más completo y sin duda el que sigue una línea temática con mayor
intensidad. Guitarras distorsionadas, bajo, batería y voz. Jack Black debe
estar feliz.
Ministry—Land of Rape and Honey
Cualquier disco que incluya “Stigmata” merece un lugar en
esta lista. Pero cuando el disco completo es el estándar con el cual se miden
todos las otras bandas de rock industrial entonces no queda otra mas que
admirarlo por lo que es, no sólo por lo que representa. Los ritmos industriales
son extremadamente eficientes para hacer ejercicio. Los movimientos mecánicos
se vuelven menos más repetitivos, y esto no lo digo yo. Diversos estudios handemostrado que la música con buena cantidad de beats es la mejor para hacer
ejercicio. Cuando escuchas este disco, llega un momento en que dejas de pensar
que te duelen los músculos y tu mente se desplaza al altiplano de la sintonía.
Cocteau Twins—Garlands
El primer disco de los escoceses y tal vez el mejor. “Wax
and wane”, por ejemplo, intercambia las partes del bajo con las de guitarra, lo
mismo “Blind Dumb Deaf”. Y este es un disco de rock, que te mueve a hacer
cosas. Lo mismo no puede decirse de otros álbumes de la banda, que si bien son
hermosos, parecen ir más enfocados a la contemplación de estado de ánimos poco
alegres. Lo único malo de este disco es que dura 35 minutos, así que más vale
que lleves otras canciones en el iPod si piensas hacer una carrera larga.
The B-52s—(Disco homónimo)
Sabes de este álbum por “Rock Lobster” y esa es una muy
manera de entrar al disco completo, el primero de la banda estadounidense. No
tengo pruebas de que 1979 haya sido un gran año para la música. Lo que sí sé es
que en ese momento el post-punk estaba a tope, y el new wave apenas comenzaba.
Este disco también es de ese año y eso debe significar algo. Ah, y también es
mi año de nacimiento, por si se morían por conocer el dato. Si te gusta estar
vivo te gustan los B52s. Punto.
Recoil—Bloodline
Después de producir Violator con Depeche Mode, el tecladista
Alan Wilder quería buscar nuevos horizontes musicales, menos sintéticos, con
mayor insumo de fuentes musicales (R&B, rap, blues, etheral). El ahora ex
Depeche volcó toda su energía en este disco. Y se nota. El disco es una
continuación de citado Violator, discutiblemente el mejor producto de la banda
más famosa de Basildon, Inglaterra. Es una continuación psíquica, no necesariamente
musical. Los temas expuestos en el álbum de DM—amor, religión, lujuria,
culpa—son vistos aquí como un campo para reconocer lo que significa pasar por
ellos y no un lastre emocional, como suele hacerlo el grupo que dejó Wilder.
The Chemichal Brothers—Brothers gonna work it out
Un poco un lugar común. Aún así, tiene la duración perfecta
para una sesión de buen correr: unos 68 minutos. Las canciones son
secuenciales, sin cortes, así que puedes hacer la carrera en una sola sesión.
La crítica que le ha llegado a este disco de mezclas es que representa a la
perfección la era del Big Beat, que vivió su mejor momento a finales de los
90s. Es una especie de fósil que quedó guardado en el tiempo y para
desempolvarlo también tienes que hacer una regresión mental hacia época. Yo lo
compré en la Comercial Mexicana por 20 pesos y eso es suficiente para que tengo
un lugar consentido en mi discoteca. Eso y que incluye un mix de “Mars needs
women”, del legendario Meat Beat Manifesto.
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