Una tarde para los burgueses de París (Autor desconocido) |
A lo largo del escrito Lowe utiliza al marxismo y a la fenomenología para realizar un análisis de lo que él considera es la cosmogonía determinante que nos llega al día de hoy, es decir, la burguesa, pero reforzada por nuestros medios electrónicos.
Para Lowe, la percepción burguesa se da entre el último tercio del siglo XVIII y el primer decenio del siglo XX, es decir, antes de la Primera Guerra Mundial, en Inglaterra y Francia, en particular. A manera de consenso, es la entrada de la modernidad.
En ese marco hay dos características que definen esta visión: se privilegia la cultura tipográfica y la vista (lo objetivo, lo visual, la ciencia) y las relaciones sociales quedan supeditadas a la racionalidad económica que se justifica en términos de función económica.
Es decir, el burgués experimenta al mundo como la explotación racional de la naturaleza, y “temporalmente como el aplazamiento consciente del deseo”. Se recalca la importancia del desarrollo y el progreso. Pero además, a diferencia de las sociedades precapitalistas, en este momento ya capitalista se crea un sentido de “identidad”.
Anteriormente, la burguesía no se había auto-identificado como tal, a pesar de que ya guardaba intereses de grupo al menos desde la Edad Media, según el autor. En palabras del mismo Lowe, cada burguesía fue contenida por un campo perceptual distinto (p. 59).
Pero, ¿cómo determina su percepción? A través del contenido, campos (medios, jerarquía de sentidos, orden epistémico) y una estructura en transformación. El pensamiento es enmarcado por el campo de percepción, dice Lowe, el cual a su vez es forjado por la estructura social. Así entonces, el contenido de la percepción es determinado por la estructura social, ahora estratificada y bajo una conciencia de clase.
Previamente, el autor explica que la “historia de la percepción es un estudio de la interacción dinámica entre el contenido del pensamiento y la institucionalización del mundo [en donde] la historia de la percepción [actúa] como vínculo intermediario entre el contenido del pensamiento y la estructura de la sociedad. ” (p. 11).
A su vez, la percepción es la descripción inmanente de la percepción como experiencia humana. El ser humano se conecta con el mundo por la vía de la percepción. El acto de percibir une al sujeto con lo percibido.La percepción es un todo reflexivo, integral, que abarca al perceptor, el acto de percibir y el contenido de lo percibido.
Pero la percepción está limitada por tres factores: i) los medios de comunicación que enmarcan y facilitan el acto de percibir, ii) la jerarquía de los sentidos que estructura el sujeto como perceptor encarnado y iii) las presuposiciones epistémicas (aquello que participa de la naturaleza del conocimiento o del conocer como tipo de experiencia) que ordenan el contenido de lo percibido. Las tres están relacionadas e interactúan. En conjunto constituyen un campo de percepción.
El texto de Lowe ha sido criticado por ser una propuesta historicista, en donde es imposible resolver preguntas del pasado bajo una perspectiva del presente, dadas las disonancias entre espacio y tiempo que existen entre cada época y cultura. Aquí, la verdad solo se puede encontrar en las propias normas y lógicas de la época y el objeto estudiado. Es decir, no hay universales y se corre el riesgo de caer en el relativismo.
El texto de Lowe ha sido criticado por ser una propuesta historicista, en donde es imposible resolver preguntas del pasado bajo una perspectiva del presente, dadas las disonancias entre espacio y tiempo que existen entre cada época y cultura. Aquí, la verdad solo se puede encontrar en las propias normas y lógicas de la época y el objeto estudiado. Es decir, no hay universales y se corre el riesgo de caer en el relativismo.
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