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La Tecnología


Ahora duermo con tapones en los oídos. Al principio comencé a usarlos por necesidad: no soporto el ruido de los autos pasando cada noche por las vías cerca de donde duermo. Es lo mismo si estoy en la Ciudad o en otro lado, el ruido me pesa.  Siempre ha sido así. Pero ahora, a medida que pierdo mi juventud, me encuentro menos tolerante al ruido y, en general, a todo lo que sucede afuera.

Por eso los tapones para oídos se han convertido en una especie de bendición oculta. Son de una marca gringa, suaves, de poliuretano. En cada paquete hay diez pares y duran lo suficiente como para no preocuparme porque se acaben. Bloquean el ruido, sí, y también me meten cada vez más en mis propios pensamientos, en especial cuando leo.

Si pudiera los usaría en la calle (muchos ya lo hacen con sus iPods y audífonos).  Si pudiera los usaría cuando manejo el auto (muchos también lo hacen con sus audífonos y sistemas manos libres). Si pudiera los usaría todo el día para bloquear las motosierras, los claxonazos, los gritos y, sobre todo, el incesante barullo de las personas que no me importan. Soy hipersensible-auditivo.

Y después están mis sueños. Desde que uso los tapones he vuelto a soñar. Sueños de agua, de personas que nunca pensé volvería a recordar, de emociones nocturnas y hasta sueños de amor. Sin importar el género del sueño, siempre, siempre, siempre hay agua. Mares, ríos, lagunas, agua vista la superficie, agua vista desde el mundo subacuático, superficies que se deslizan en claroscuros y luces difuminadas, como cuando volteas y ves el Sol desde el fondo del océano. Estos son sueños que van a lo más profundo de mi psique, de eso estoy seguro. No los entiendo, claro. Sólo los espero cada noche.

Una tecnología análoga filustre, del tiempo cuando aún no delegábamos nuestras acciones a las máquinas. Así es como veo a mis tapones.  Es una invención que no tiene ideología, la única que queda hoy en pie y que pone ante todo la automatización y lo que no existe mas que en bits. En este caso prefiero el agua a los unos y ceros.

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