La Cienciología ordena no ser promiscuo (o te madrean)

Para la Cienciología, la promiscuidad amerita, al menos, una cachetada y un rodillazo en los huevos.

Todos los habitantes de la Ciudad de México hemos sido víctimas de acoso y hostigamiento mientras caminamos por la urbe. Da igual si eres hombre, niño, perro, loro (o mujer en especial), alguien, en algún momento, te gritará algo ofensivo. Por eso me sorprendió ver este anuncio impreso en una parada de autobús en la Colonia Roma. "Muy bien!", pensé, "finalmente alguien intenta civilizar a los capitalinos". Por desgracia me equivoqué. El desplegado "No Seas Promiscuo" es patrocinado por la Cienciología para resguardar la castidad de los mexicanos. Incluso con golpes. Muchos golpes. 

Un vistazo rápido al sitio que promueve la campaña revela que el dinero viene la Fundación Internacional El Camino a la Felicidad, establecida en Glendale, California, que se dedica a apoyar "el sentido común" para una mejor calidad de vida. Hasta ahí todo bien. El problema es que la Fundación es uno de los brazos ideológicos que dejó L. Ron Hubbard, fundador de la Cienciología. En la letra chiquita del sitio de la campaña se brinda un "especial reconocimiento" a la L. Ron Hubbard Library por haber permitido la reproducción de una parte de sus obras. 

En retrospectiva, debí haberlo sabido. El póster está a unos pasos del Motel El Castro, un sitio frecuentado por parejas del mismo sexo. Tal vez es por eso que el póster recuerda: 

El impulso del momento se puede volver el pesar de toda una vida. Inculca esto en aquellos que te rodean, y protege tu salud y tu placer.

Lo mejor de la campaña, sin duda, es el video que explica las razones de la fidelidad. No tanto "explicar", sino encadenar una tras otra una serie de bofetadas a hombres que, creo, han sido infieles. El video suma 15 cachetadas y otro número de golpes, incluyendo una botella estrellada en la frente de un tipo y un rodillazo en los bajos (huevos) a otro.

"La infidelidad duele", remata.  Y duele sobre todo si el spot es un montaje para potenciar los clichés a los cuales la sociedad mexicana se ha acostumbrado: sólo los hombres pueden ser infieles, y cuando lo son es un derecho de la mujer golpearlo, pues, por lógica, la mujer es un ser que no puedo controlar sus emociones y su naturaleza la hace propensa a exabruptos. En el video esto es cómico. En la vida real, patético. No había contado tantas cachetadas y tantas escenas dramáticas en público desde Bueno Muchachos. O El Padrino.

Nunca he abogado por infidelidad. Me parece un arreglo moral y económico insostenible. Pero tampoco estoy de acuerdo con amenazas lanzadas contra dos adultos que tienen el derecho a frotar sus cuerpos bajo consentimiento mutuo. El texto de la campaña, siguiendo la pauta del video, es pasional:

La infidelidad por parte de un compañero sexual puede reducir en gran medida la supervivencia de una persona. La historia y los periódicos abundan en ejemplos sobre la violencia de las pasiones humanas despertadas por la infidelidad. La “culpa” es un mal menor. Los celos y la venganza son los monstruos mayores: nunca se sabe cuándo despertarán. 

Y claro, la depravación puede conducir a la ruina de civilizaciones enteras, qué importa si la Historia dice otra cosa:

Los problemas de mala conducta sexual no son nuevos. La poderosa religión budista en la India se desvaneció en el siglo séptimo. Según sus propios historiadores, la causa fue la promiscuidad sexual en sus monasterios. En épocas más modernas, cuando la promiscuidad sexual se generaliza en una organización comercial o de cualquier otra clase, puede advertirse que la organización fracasa. 

Estas son las batallas ideológicas de la Ciudad de México. El conservadurismo nunca fue tan bien argumentado. Con golpes de por medio, ¿quién puede debatir lo contrario?