El comienzo de las cosas es el momento más delicado de todos. La vida así te lo propone--no, te lo marca a cada día, en cada cosa que haces y con cada persona que conoces. Los grandes escritores saben esto y pocos lo hacen mejor que J.R.R Tolkien, autor de El Hobbit. Tengo una obsesión con el principio de los actos. Desde el primer momento sé que las cosas serán el doble de complicada si el principio de algo no es bueno. Lo aplico en todo: al conocer personas, al comenzar trabajos, al hacer un viaje. Esas primeras acciones definen lo que será una experiencia completa que tal vez tarde años en cerrarse. Traslado esa obsesión a los libros. Todo libro que empiezo a leer tiene 100 páginas de tregua para atraparme. Si no lo hace en ese lapso, lo boto. Pero el principio del libro, las primeras líneas del mismo, pueden hacer la diferencia para que termine de una sentada esas 100 páginas. Digamos que es un bono que le doy al autor por atraparme desde la primera línea de su relato